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Pulpitis

La información que encuentras a continuación fue previamente revisada y curada por un profesional de salud, sin embargo, no reemplaza la consulta con tu médico. Para acceder a un diagnóstico preciso y personalizado es importante agendar una cita médica.

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Qué es

La pulpitis es un concepto médico que se refiere a la inflamación de la pulpa dentaria, el tejido interior blando de los dientes, que contiene nervios, vasos sanguíneos y tejido conectivo. La pulpa es la encargada de suministrar sangre y nutrientes a las capas externas de los dientes para mantenerlos sanos.

Por lo general, la pulpitis sucede cuando hay una irritación dentro de un diente debido a factores como una caries sin tratar, traumatismos o múltiples arreglos. Existen dos tipos conocidos de pulpitis y los profesionales de la salud los clasifican según la extensión de la infección:

Pulpitis reversible: es aquella inflamación que puede ser recuperable. El dentista repara el diente y lo sella con un empaste.
Pulpitis irreversible: se refiere a una afección mucho más avanzada, en donde el diente no se puede recuperar.

La pulpitis es una afección odontológica muy común. Según algunos estudios aproximadamente 1 de cada 4 adultos entre las edades de 20 y 64 años tienen caries no tratadas que pueden provocar este tipo de inflamación.

Síntomas

La sensibilidad y el dolor de muela son los principales signos de la pulpitis. Sin embargo, existen otros que están asociados al tipo de inflamación que se tenga. En el caso de la pulpitis reversible, es frecuente que no haya dolor cuando el dentista toca el diente, no hay sensibilidad al calor, pero sí sensibilidad al frío o a los dulces. El dolor aparece cuando se aplica un estímulo en el diente (frío o dulce) y una vez retirado, cesa en 1 o 2 segundos.

En cuanto a la pulpitis irreversible, se puede experimentar dolor cuando el dentista toca el diente, sensibilidad al frío y al calor. En ese caso, se trata de un dolor punzante, doloroso o agudo. A medida que progresa la infección, el diente se vuelve sensible a la presión o la percusión.

OTROS SÍNTOMAS

Amenorrea

Conjuntivitis

Diarrea

Disnea o dificultad para respirar

Dispepsia

Dolor de cabeza

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Causas

Existen diferentes factores que podrían desencadenar la pulpitis, dentro de los cuales se encuentran:

Caries: es un trastorno muy común y hace referencia al daño que se produce en la superficie o en el esmalte de un diente. Se presenta cuando bacterias en la boca fabrican ácido que ataca el esmalte y ocasionan huecos en el diente.
Traumatismos o grietas: estos pueden ocurrir cuando se mastican alimentos duros o se lesiona el diente.
Esmalte desgastado: cepillarse los dientes de forma agresiva puede desgastar el esmalte, haciendo que el nervio sea más susceptible a la inflamación.
Procedimientos dentales: si un diente no se sella correctamente durante un procedimiento dental, puede permitir que el empaste se escape causando pulpitis.

Estas son las causas que comúnmente se asocian a este síntoma, sin embargo, pueden variar de acuerdo al estado de salud general del paciente. Acude a tu médico de confianza para evaluar las causas, síntomas y el tratamiento.

Cuándo acudir al médico

Es importante agendar una cita con el odontólogo si hay dolor de muelas o si se presenta alguna sensibilidad a los alimentos o bebidas calientes, frías o dulces. Como en la mayoría de afecciones, el tratamiento temprano es clave en el manejo de la pulpitis.

En cuanto al diagnóstico, una de las principales formas en que los especialistas diagnostican la pulpitis es evaluando la sensibilidad del diente, la cual se puede apreciar a través de una prueba pulpar eléctrica, una prueba de calor o frío y el golpeteo del diente. El dentista también puede solicitar radiografías dentales para buscar defectos en el diente y signos de infección.

En primera instancia, y como en la mayoría de casos de pulpitis existe inflamación, el especialista puede recetar antibióticos y/o antiinflamatorios para tratarla. Si se trata de una pulpitis reversible, el especialista intentará eliminar la causa, que a menudo implica eliminación de la caries y posteriormente el sellado del diente con un empaste normal.

Por su parte, la pulpitis irreversible requiere un tratamiento un poco más intensivo que puede incluir opciones como: endodoncia (procedimiento que tiene como finalidad preservar las piezas dentales dañadas, evitando así su pérdida) o la extracción de dientes según sea el caso.

Una pulpitis no tratada puede puede propagarse y provocar una infección o un absceso, que además podría generar dolor, fiebre y glándulas del cuello hinchadas, de allí la importancia de acudir al dentista ante cualquier anomalía o tipo de sensibilidad. En cuanto a medidas de prevención, una buena higiene oral es la mejor manera de prevenir la pulpitis. Esto incluye: cepillarse los dientes mínimo tres veces al día, el uso del hilo dental y chequeos periódicos con el odontólogo de cabecera.