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La información que encuentras a continuación fue previamente revisada y curada por un profesional de salud, sin embargo, no reemplaza la consulta con tu médico. Para acceder a un diagnóstico preciso y personalizado es importante agendar una cita médica.
La ansiedad puede llegar a ser un episodio tan normal como lo es el estrés, convirtiéndose en una reacción normal del cuerpo que se activa en situaciones de peligro o incertidumbre para prepararnos a enfrentarlas o evitarlas, situaciones percibidas como amenazantes, estresantes o peligrosas.
Sin embargo, cuando la ansiedad se vuelve excesiva o inapropiada en relación con la situación, o se experimenta de manera crónica sin una causa real, puede convertirse en un trastorno de ansiedad, que puede afectar significativamente la calidad de vida y el funcionamiento diario de una persona.
A continuación, le contamos algunas generalidades de esta patología para saber cuándo consultar.
Es importante identificar alertas como: preocupaciones excesivas, miedos intensos y continuos ante situaciones cotidianas, taquicardia, sudoración y sensación de cansancio, para saber en qué momento consultar con su médico de confianza. Conozca algunos de los tipos más frecuentes de trastornos de ansiedad:
Trastorno de ansiedad generalizada (TAG): Este trastorno se caracteriza por una preocupación excesiva e irracional acerca de diversos temas (salud, economía, trabajo y familia), que se mantiene durante al menos seis meses y que puede interferir en la vida diaria de la persona.
Trastorno de pánico: Es un trastorno en el que se experimentan ataques de pánico recurrentes, que pueden incluir síntomas como sudoración, palpitaciones, temblores, sensación de ahogo, mareo, entre otros.
Trastorno obsesivo-compulsivo (TOC): Sucede cuando la persona experimenta pensamientos intrusivos e inapropiados (obsesiones) que le causan ansiedad, y que trata de aliviar mediante comportamientos repetitivos (compulsiones), como lavarse las manos, contar o revisar objetos.
Fobias: Se trata de un trastorno en el que la persona experimenta una ansiedad intensa en situaciones sociales o de exposición, como hablar en público o comer en público, episodios normales de la vida y que buscan evitar para evitar la ansiedad.
Asimismo, existen otras tipologías que podrían estar consideradas con trastornos de ansiedad, como el trastorno de estrés postraumático, que puede darse cuando la persona ha experimentado o presenciado un evento traumático, y el trastorno de ansiedad por separación, se presenta usualmente durante la infancia, caracterizándose por una ansiedad excesiva cuando se separa de la figura de apego.
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Los síntomas pueden variar según el tipo de trastorno que padezca el paciente, sin embargo, algunos de los más comunes, y que pueden mostrar una combinación muy similar entre trastornos, son los siguientes:
Preocupación excesiva y que se hace incontrolable acerca de eventos o situaciones futuras, sensación de inquietud, tensión o nerviosismo constante.
Síntomas físicos como palpitaciones, sudoración, temblores y sensación de opresión en el pecho, además de dificultades para respirar o sensación de ahogo.
Además, de sentirse fatigado, un cansancio constante y falta de energía. Sumado a episodios de irritabilidad y dificultad para concentrarse.
En general, es importante prestar atención sobre todo en situaciones en la ansiedad comience a afectar su comportamiento habitual e incluso su estado físico, pensamientos repetitivos e intrusivos, por lo cual es importante consultar con un profesional.
Estas son las causas que comúnmente se asocian a este síntoma, sin embargo, pueden variar de acuerdo al estado de salud general del paciente. Acude a tu médico de confianza para evaluar las causas, síntomas y el tratamiento.
La ansiedad puede ser causada por una combinación de factores y que puede variar de una persona a otra, factores como la genética, la biología y la química del cerebro, como por ejemplo:
Factores genéticos: Como muchas otras patologías, la ansiedad puede ser hereditaria y venir de antecedentes familiares de trastornos de ansiedad que pueden aumentar la probabilidad de desarrollarla.
Factores neuroquímicos: La ansiedad puede estar relacionada con desequilibrios en los niveles de ciertos neurotransmisores en el cerebro, como la serotonina, la dopamina y el GABA.
Experiencias traumáticas: El haber pasado por situaciones traumáticas, como abuso, violencia o accidentes, pueden aumentar la probabilidad de desarrollar trastornos de ansiedad, como el trastorno de estrés postraumático (TEPT).
De la misma manera, pueden influir factores ambientales y de estilo de vida, el estrés crónico, la falta de sueño, el consumo de sustancias como alcohol y drogas, y una mala alimentación pueden aumentar el riesgo de desarrollar ansiedad, así como el pensamiento y comportamientos negativos pueden aumentar la probabilidad de desarrollar ansiedad.
Si se experimentan síntomas de ansiedad, es importante buscar ayuda y consultar con su médico de confianza, para obtener un diagnóstico y tratamiento adecuados.
Cuando las preocupaciones se van volviendo excesivas, aumentan los episodios de miedos y cada vez son más intensos ante situaciones cotidianas y que podrían ser más fáciles de solucionar, combinadas con taquicardia, sudoración y sensación de cansancio, es necesario consultar con su médico de confianza.
De esta manera se puede lograr un diagnóstico temprano y un tratamiento adecuado para controlar el trastorno que está padeciendo. Por otro lado, ten presente que en DoctorAkí contamos con especialistas en programación neurolingüistica – PNL. Esta es una metodología que tiene como objetivo exaltar lo mejor de las personas. El PNL puede ayudar a cambiar patrones de conductas, eliminar creencias limitantes y a manejar las emociones.
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