¿Sabías que cada año, más de 703.000 personas se quitan la vida? Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), este dato corresponde a una muerte cada 40 segundos. Conociendo esta realidad y con motivo del mes de la prevención del suicidio, en DoctorAkí realizamos un Facebook Live en el que presentamos herramientas para prevenir el suicidio y algunos tabúes que giran entorno al tema.
En esta oportunidad nos acompañó la Dra. Martha Suescún, Psicóloga, con Máster en prevención y Tratamiento de Conductas Adictivas, y Directora general de la Fundación Libérate. Sin más preámbulo, conozcamos junto a esta experta un poco más sobre este diagnóstico médico.
¿Qué es el suicidio?
El suicidio es el acto deliberado de quitarse la vida, de acuerdo con la OMS. Su prevalencia, varía dependiendo de las regiones, y los motivos que afectan a los y las adolescentes, ya que por su etapa de desarrollo, son la población más vulnerable.
“El suicidio es un tema sensible, que no solo afecta a la persona, sino a su familia y a toda la comunidad”, Dra. Suescún.
La OPS advierte que el suicidio es la tercera causa de muerte entre los jóvenes de 20 a 24 años en las Américas. Por todo lo anterior, nuestra invitada extendió la invitación a no ser indiferentes ante este tema, que además tiene tanto estigma y miedo a su alrededor.
¿Cuáles son las etapas del suicidio?
La doctora Martha explicó que la consecución del suicidio presenta cuatro etapas:
- Ideación suicida: pensamientos que indican el deseo de morir
- Plan suicida: identificación de métodos, el lugar para quitarse la vida, la consecución de los insumos. En este punto, las personas elaboran mensajes o notas despidiéndose de quienes les rodean. Esta etapa presenta un alto riesgo de pasar al intento.
- Intento: conducta potencialmente lesiva, pero que no lograr ser facultada.
- Suicidio: etapa de envenenamiento, ahorcamiento, de lanzarse al vacío o cualquier otro método. Las estadísticas dicen que antes de llegar al suicidio hay unos 10, 20 e inclusive, 30 intentos o planeaciones.
¿Cuáles son los factores de riesgo?
Hay unos factores que nos ayudan a identificar si una persona está en riesgo, por ejemplo: la desesperanza que se genera en situaciones difíciles de la vida, el estrés, la pérdida de trabajo, pareja o de familia. Otros factores de riesgo son el diagnóstico de una enfermedad crónica, antecedentes de intento de suicidio en la familia o de enfermedades mentales, consumo de sustancias psicoactivas, el contexto invalidante en donde vive la persona y problemas económicos.
Por otro lado, algo muy común es que los familiares creen que la persona solo busca llamar la atención, y lo cierto es que entre menos apoyo haya en el contexto, hay mayor probabilidad de que exista la conducta suicida.
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¿Qué hacer ante señales de conductas suicidas?
No se trata de entender, sino de escuchar. La psicóloga Suescún hizo énfasis en la importancia de preguntar con mucha curiosidad qué está pasando. Invitó a tomar una pausa, indagar, generar un ambiente de confianza, tratar de normalizar la situación, de tal suerte que la persona sienta que estás allí.
“Entre menos hablemos hay mayor probabilidad de apoyo, debemos validar y validar no significa que estemos de acuerdo o aceptando esa conducta, es ponernos en los zapatos de la persona que está sufriendo y necesita ayuda. Es estar allí sin juzgar, sin castigar, sin culpar”, sostuvo.
En una segunda instancia, debemos pararnos firmes y decir “no estoy de acuerdo con lo que estás pensando, es una mala idea”. De inmediato, es importante sugerir buscar ayuda. ¿Por qué nos vamos a aguantar el dolor emocional? Es necesario hacer a un lado el estigma y acudir al especialista para recibir todo el apoyo. Se requiere armar una red de apoyo en torno a la persona y acompañarla.
¿Por qué cuesta aceptar las conductas suicidas?
El estado depresivo es un problema, es un diagnóstico. Esto es lo primero que hay que tener claro, comentó la experta. Una persona que no quiere levantarse de la cama, no es perezosa, tiene una patología a la que se le debe prestar atención. Pero como aparentemente son funcionales y no hay un dolor que sea evidente, quienes están alrededor no validan ese sufrimiento.
De tal suerte que, a quienes tienen estados depresivos les cuesta asumir que tienen un problema por miedo a sentirse juzgados, incomprendidos, por culpa; o por que están en la primera etapa contemplativa, en la que no considera que haya un problema. Por tanto, en muchas ocasiones la tarea del terapeuta es ayudar a identificar que existe el problema.
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Si quieres aprender más de este tema, no te quedes solo con este abrebocas. Revive la transmisión completa ingresando aquí. Si necesitas hablar con alguien, no dudes en levantar la mano y pedir ayuda con nuestros especialistas expertos. También puedes comunicarte a las Líneas telefónicas de ayuda en salud mental del Ministerio de Salud del país, conócelas aquí. Cuando se trata de bienestar mental, en DoctorAkí pensamos en ti.
Publicado originalmente en septiembre de 2022.
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